martes, 10 de enero de 2012

Diario de mis vacaciones.


Día 20 

 Último día de clase, empiezan mis vacaciones.


Me he despertado casi a las 6 y me he quedado ahí más de tres cuartos de hora, y ha merecido la pena. Me he dado una ducha rápida, me he vestido y he bajado al bar a desayunar donde me he encontrado con Pablo, al que hace tiempo que no veía. Hemos estado hablando de lo rápido que pasa el tiempo y de cómo cambian las cosas, que razón tiene ese señor. Y con lo mayor que está y sigue con la cabeza en su sitio, es un portento ese hombre.

Después me he ido a clase, que ya iba tarde, todo el camino corriendo y he conseguido llegar a mi hora. Dos horitas de clase que se me han pasado bien y despedida de los compañeros en el bar que está cerca del metro. Muchas risas, los mejores deseos, y sin darse cuenta eran las 2. Otra vez tenía que irme a la carrera porque a las 5 tenía el bus para volver a casa. Llegué a  mi piso, comí la comida que tenía preparada de la noche anterior, cogí la maleta y nuevamente a correr a la estación de bus, vaya día. Llegué al bus con el tiempo justo de coger un periódico en el estanco y montarme corriendo sin que el conductor me llamara la atención. Cinco horitas ahí sentado me he pasado. Atravesando las nevadas llanuras de Castilla, las heladas tierras de Vitoria, hasta llegar a Bilbao. El autobús hizo una parada en Burgos y hacía un frío glaciar, del suelo salía como humo, era como estar en un congelador. Una sensación muy desagradable pasar de estar con la calefacción en el autobús a salir ahí, nuestro cuerpo no está preparado para esos cambios de temperatura.

 En Bilbo he cogido un cercanías que me ha llevado a Zierbena, mi hogar. He llegado a casa como si hubiese estado todo el día trabajando en la construcción, subiendo y bajando escaleras, agotadísimo. Me he dado una ducha y me he quedado sentado en el sofá hablando con mis padres hasta más de las doce. Después se ha llegado Juan, nos hemos ido a casa de Joseba y nos hemos quedado ahí hasta las 6 hablando sobre la crisis, el mundo, la sociedad… y sobre todo sobre nuestro ayer en común y sobre nuestro mañana. Joseba ha dicho unas cosas muy interesantes sobre economía. Después me he ido de camino a casa hablando con Juan. He llegado a casa, me he tomado un vaso de leche con galletas y me he metido a la cama, me he quedado dormido sin darme cuenta. 



Día 22


Me despierto con un ruido, son los perros que corren con mi hermano. Diego tiene el  pienso de los perros en su  bolsillo y corre, los perros le siguen con su griterío. Siempre es lo mismo, quiere que me despierte. Pretende que le lleve en mi coche de shopping, como dice él, o de chófer, como digo yo. De comercio en comercio, deteniendo el vehículo, poniéndolo en movimiento y pretendiendo conseguir el obsequio de Roxy, el de tío Teodoro, los botines del tío Emilio,  los pendientes del nuevo idilio… en fin, que quiere que le lleve y pronto.

No es que yo no quisiese ir de buen gusto con  él, pero yo tengo otro proyecto mejor.   Pero Diego no lo entiende muy bien. Bueno, entiende lo que quiere entender. Que no tengo interés o tiempo de convivir con él,  que si mis socios de siempre, que los estudios, que… pero con él, no.

Como siempre cederé y tendré que ejercer de conductor, con el único estipendio que ver con él, el paso del tiempo.  

Después de comer nos iremos con los perros por el monte. Iremos por el sendero que sube por el centro, después del letrero de Firestone. Los perros en ese recorrido es donde se meten por el río y terminan muy sucios, tendremos que prevenir que entren en el río. Ese sendero tiene como mínimo siete kilómetros, eso quiere decir que volveremos después de que termine la película de Disney, yo lo fiero porque los dibujos de Disney me duermen seguro. Eso es como si ingiriese un somnífero, en cuestión de segundos me quedo frito. Yo soy un cinéfilo empedernido, pero ese tipo de film no los puedo digerir.

Después me iré con Diego de pubs, nos iremos por el río, que es donde nos solemos ir. Ese es mi distrito preferido de Getxo, es un sitio por donde puedes ir sin ningún temor, sin disturbios y sin robos, porque existen otros sitios en los que tienes que ir con mucho ojo.

  Espero ver como después del tiempo que llevo sin ir por esos sitios, todo este como el invierno de 2008, todo lleno de gente divirtiéndose. Diego prefiere ir de zuritos por Hortaleza, pero yo le he dicho que si no es en Getxo, yo no voy, es decir, que tiene que ceder él.  



Día 23



Esta mañana ha salido un sol increíble y nos hemos ido toda la familia a dar una vuelta por el parque María Luisa. Hacía tiempo ya que no salíamos todos juntos a dar un paseo y a tomar el aire, pero con la cosa de que he venido yo y que llevaban tiempo sin verme, mi madre quería aprovechar ahora que estábamos todos y no dejó pasar la posibilidad. ¡Qué bonito estaba!, todo muy colorido y la hierba radiante. Ese parque a mí siempre me ha parecido impresionante, y de todos los parques que he visto en mi vida, ese para mí es el más bonito, aunque también debo decir que hoy estaba más bonito de lo normal.

 Mi madre, como en los viejos tiempos, nos ha comprado una tarrina de helado, no lo recordaba tan dulce ni tan suave, también hacía siglos que no comía uno de esos y a la primera cucharada no lo he notado tan bueno, después sí.

Hemos entrado en la jaula de los pájaros y se han vuelto locos, han comenzado a piar muy fuerte, había un ruido ensordecedor, un sonido muy agudo y desagradable. Y es que ellos no están acostumbrados a que entre gente dentro, nosotros hemos podido entrar porque tío Teodoro trabaja en ese parque y cuida de esos pájaros. No todos hacían ese ruido tan desagradable, había un canario que cantaba un sonido muy dulce, era Julio, el pájaro preferido de tío Teodoro.

Llegando a la altura de la estatua del caballo, nos ha llegado el olor a pollo asado del asador de Juan, un olor que se mete por la nariz y te dan unas ganas irresistibles de comer pollo. No he llegado a probarlo, pero el olor en sí, era intenso y atrayente, tanto como si lo estuviese masticando. Se me ha quedado pegado al paladar y ha tardado bastante en desaparecer de mi boca, yo creo que me ha alimentado como si me lo hubiese comido.



Después nos hemos tendido en la hierba que estaba suave y húmeda, nos hemos quedado tendidos hablando sobre la nada más de una hora, al final nos hemos ido para casa porque hacía rato ya que papa se quería ir. No sabe disfrutar del momento y además es ansioso, siempre se quiere ir.



Después hemos llegado a casa, he comido y me he acostado una siesta como hace tiempo que no hacía, cuatro horas de siesta. Luego he estado con Juan hasta las 10, he cenado y me he ido a dormir pronto. 


Día 25


Me he despertado a las 5 de la mañana y me he ido a trabajar como siempre. Comiendo la tostada a la carrera e hiendo al campo a coger aceitunas. Vaya manera de empezar el día. Hace un frío que corta la piel y tengo muchísimo sueño, pero lo mejor está por llegar. Cuando empiece a moverse los olivos por efecto de las máquinas, empezará a caer la escarcha sobre mí y cuando mis manos toquen las aceitunas mojadas, el frío se multiplicará por diez. Si ahora tengo frío luego tendré más. Son estos momentos en los que me acuerdo de la vieja maldición: la de ganarse el pan con el sudor.  Todo por culpa de Adán, anda que si ahora lo tuviese cerca, con esta vara que tengo en la mano pagaría el daño que ha hecho a la humanidad. Pero bueno esto sólo es un tiempo, necesito sacar dinero hasta acabar mis estudios, espero que esto acabe rápido y poder estar  pronto sentado en el sofá. Y como a todo cerdo le llega su San Martín, yo no iba a ser diferente y también me llegó la hora de salir del trabajo. Llego a mi  casa y mi madre me dice que he recibido una carta, espero que traiga buenas noticias, pero nada más lejos de la realidad. Me han denegado la beca, lo que quiere decir que voy a tener que trabajar el triple hasta terminar este 2º curso. Si ya estaba cansado, esto era como al boxeador que le dan un golpe directo que lo deja K.O. Pero a diferencia de éste, yo no podía caer a la lona. Bueno ya vendrán tiempos mejores, me dije. Ahora no es momento de pensar en eso, ya se encontrará una solución. Pero no me lo podía quitar de la cabeza, intentaba pensar en otra cosa  pero era imposible, mi cabeza volvía de manera inevitable al mismo sitio. Así una y otra vez. En lugar de descansar en el sofá como llevaba anhelando toda la mañana, me fui a la calle a dar una vuelta y quedé con ella, para que no fuese todo malo en el día. Yo la verdad he llegado un poco irascible y posiblemente tenga mucha culpa. Nos hemos puesto a hablar, la conversación se ha empezado a calentar y sin darme cuenta nos hemos puesto a discutir. Cuando pensaba que la cosa no se podía poner peor, me equivoqué. Hemos terminado dejándolo y cogiendo cada uno caminos diferentes. Yo al coger mi camino he mirado varias veces antes de cruzar la calle, lo único que me faltaba hoy es que me pille un coche. Vaya día el de hoy, fuese sido mejor no haberme levantado, haberme quedado en la cama mirando la pared hasta que llegara la noche y volver  a dormir.  


Día 28



Sale el sol por Antequera, aunque  yo no lo vea sale a la misma hora. A mí me da igual si no quiere salir hoy, ayer estuve de jarana y hoy no me levanta de la cama nadie, hoy hasta las 3 por lo menos no me levanto de aquí. Fue ayer un buen día, veremos a ver qué me depara el día de hoy.

He salido a la calle a las 5 de la tarde, con la única intención de dar un paseo y que el aire fresco me despejara de los excesos de la noche anterior. Al poco de salir, me he encontrado con Ricardo al que hace tiempo que no veía. Hemos estado hablando y recordando tiempos pasados.   Como si hubiese sido premeditado, nos hemos encontrado con Antonio y Juan José, poco después con Moisés y Carlos, y sin darnos cuenta nos hemos juntado toda mi cuadrilla de la adolescencia, más de quince personas. Hemos estado en casa de Ricardo y nos hemos quedado ahí todos juntos hablando, comiendo, bebiendo… a la luz de la chimenea. En el momento álgido de la noche, Juan comentó algo así como que deberíamos hacer un viaje todos juntos. La idea, en el momento de euforia, pareció ser la mejor idea del mundo, y todos nos pusimos a buscar destino a nuestra fantasía. Al poco acabamos cerrando el trato y uno detrás de otro pasamos por el ordenador  comprando los billetes para ese viaje. Espero no arrepentirme mañana de esto, me dije, me senté e hice lo que tenía que hacer. Después se desató la euforia, todos saltando y abrazándonos. Un momento inolvidable, todos juntos como verdaderos amigos en el mismo barco. Algunos ya lo eran, pero en ese momento sentí como si estuviera con 15 hermanos.

Al poco me tuve que ir, me dio pena irme pero había quedado con mi hermana para cenar en su casa. Llegué un poco tarde para no variar y además llegué cenado. Al verla me salió una sonrisa y descubrí que aunque a los otros quince hermanos los quería, a ésta la quería mucho más. Mientras Saúl, su marido, preparaba la cena, ella y yo nos tomábamos una cervecita y nos poníamos al día de la actualidad. Saúl llegó con la cena preparada y casi sin beberlo ni comerlo llegó la buena nueva: voy a ser tío, mi hermana esperaba un hijo. El susodicho se llamará Iker, bonito nombre para ser uno de los nuestros. Me costó asimilar la noticia, lo entendí en el camino de vuelta a casa cavilando yo solo. Me puse más contento que cuando me lo contaron, hay que ver lo tonto que soy.

Al llegar a casa me dio por mirar el buzón, cosa rara ya que no suelo mirar el buzón, este día traía una nueva sorpresa para mí. Una carta de ella para mí, que emoción, hablaba de amor y de pasar más tiempo juntos.  La he leído más de trescientas veces y luego me he ido a la cama. Ya no he podido dormir, como siempre me pasa.


Día 5



Me despertado sin que suene el despertador, son las diez de la mañana y en casa huele a café, lo que  quiere decir que el desayuno está preparado. Salgo de la cama y voy directo al baño, me doy una ducha y bajo a desayunar. Está mi familia al completo y están charlando todos alrededor de la chimenea. Mi hermana nos ha estado contando como lleva lo de su embarazo y mi madre se ha puesto a hablar de los embarazos que tuvo ella. El más problemático el de Diego, así salió la criatura. Nos hemos quedado ahí hasta las doce, que mi hermana se tenía que ir y con su marcha empezó la dispersión. Mi padre tenía que ir al trabajo, mi madre a comprar unos regalos y mi hermano a buscar a su novia. Me he quedado solo en casa y después de un rato pensando me he ido a la calle. Primero me he ido a comprar los regalos de reyes, y todo ha sido muy rápido. En dos tiendas he visto los regalos adecuados para cada una de las personas que quería comprar. Después me he comprado el periódico y me he sentado en un banco al sol y he estado ahí más de una hora, me ha dado tiempo a leer más de medio periódico. He vuelto a casa a comer y ya había vuelto mi madre y mi hermano, hemos comido los tres juntos. Después me he acabado de leer el periódico y me he ido con mi cuadrilla a jugar al futbol. Estábamos todos al completo. Hemos estado jugando más de dos horas, como hace tiempo que no hacíamos, yo he marcado tres goles y nuestro equipo a ganado.



Después a las ocho, me he ido a casa de Moisés a jugar al parchís, han ido Ricardo y Rocío. Hemos estado los cuatro hasta las 11 de la noche.

Me he ido a casa y he estado hablando con Diego hasta las 3 de la mañana, me ha estado explicando sus problemas existenciales y sus dudas sobre el mañana, nos hemos abrazado y le he dicho lo mucho que le echo de menos.