martes, 13 de diciembre de 2011

El científico triste.

El científico triste ya no está,
creo que se tuvo que marchar.

Sé que estuvo aquí.
Cerraba la puerta a los demás,
pero le oía trabajar.

Estaba probando antiguas recetas que
el resto del mundo ha olvidado ya.

Una y otra vez
pensaba que casi estaba ahí,
que lo podía conseguir.

Y una y otra vez
la fórmula no podía fallar
pero faltaba algo más.

Había ciertos datos que no coincidían
y dijo que ya no podía seguir.

Estuvo esperándote todo el verano,
  y nubes oscuras taparon el sol.
Estuvo lloviendo y estuvo nevando,
estuvo esperando y después no esperó,
estuvo esperando y después no esperó.

 

J. Los Planetas.

domingo, 13 de noviembre de 2011

Lo vulgar y lo inverosímil

Todo el que combate una cualidad positiva es un impotente.
Querer lo inverosímil es ennoblecerse,
querer lo vulgar es un envilecimiento premeditado.
Amar lo vulgar es sumergirse en la oscuridad de la nada.
Amar lo inverosímil es avanzar de cara hacia el sol.
El joven que se inclina hacia lo vulgar nace viejo.
El viejo que se inclina hacia lo inverosímil es joven.
Lo inverosímil es el sueño.
Lo vulgar es el ronquido.
La humanidad ronca pero el artista está en la obligación de hacerla soñar
o no es artista.

Jardiel Poncela

viernes, 11 de noviembre de 2011

jueves, 20 de octubre de 2011

Finaliza el relato

“Érase una vez, en Bagdad, un criado que servía a un rico mercader. Un día, muy de mañana, el criado se dirigió al mercado para hacer la compra. Pero esa mañana no fue como todas las demás, porque esa mañana vio allí a la Muerte y porque la Muerte le hizo un gesto.

Aterrado, el criado volvió a casa del mercader.

-Amo -le dijo-, déjame el caballo más veloz de la casa. Esta noche quiero estar muy lejos de Bagdad. Esta noche quiero estar en la remota ciudad de Ispahán.

-Pero ¿por qué quieres huir?

-Porque he visto a la Muerte en el mercado y me ha hecho un gesto de amenaza.

El mercader se compadeció de él y le dejó el caballo, y el criado partió con la esperanza de estar por la noche en Ispahán.

Por la tarde, el propio mercader fue al mercado y, como le había sucedido antes al criado, también él vio a la Muerte.

-Muerte -le dijo acercándose a ella-, ¿por qué le has hecho un gesto de amenaza a mi criado?”

A lo que la Muerte respondió - Yo no le amenacé, le pedí que se acercara porque tenía algo que comunicarle. Pero parece ser que mi cara da tanto miedo que los hombres al verme salen aterrorizados.

- ¿Y qué era eso que tenías que comunicarle a mi criado?

- Eso a tí no te interesa

- ¿Cómo que no me interesa? Si es mi criado, si soy su dueño -

- Si quieres saberlo tendrás que pagar un precio, ¿estás dispuesto? - preguntó la Muerte

Al mercader le dió un escalofrío que subió de los pies a la cabeza y respondió -No.

La Muerte respondió - Como me has caído en gracia, te lo diré de todos modos. Le intenté avisar de que hoy no se montara en un caballo veloz, y mucho menos en dirección a Ispahan, porque yo me cruzaría esta misma tarde en ese camino con un caballo.

El mercader escuchó un sonido y giró la cabeza. Cuando volvió a mirar a la Muerte había desaparecido, en su lugar vió un hierro que se caía de una tienda del mercado y que venía directo a su cabeza.

Mi vida en 160 caracteres. (Un sms)



Soy David ntural dPuent Genil.Ayí tuve una infancia d pueblo, bnita,aunq l coleg no m gustó,a lo mjor x eso kiero ser profe. En Mad yevo 3años y vine a studiar.

miércoles, 19 de octubre de 2011

La forma de querer tú

La forma de querer tú
es dejarme que te quiera.
El sí con que te me rindes
es el silencio. Tus besos
son ofrecerme los labios
para que los bese yo.
Jamás palabras, abrazos,
me dirán que tú existías,
que me quisiste: Jamás.
Me lo dicen hojas blancas,
mapas, augurios, teléfonos;
tú, no.
Y estoy abrazado a ti
sin preguntarte, de miedo
a que no sea verdad
que tú vives y me quieres.
Y estoy abrazado a ti
sin mirar y sin tocarte.
No vaya a ser que descubra
con preguntas, con caricias,
esa soledad inmensa
de quererte sólo yo.

Pedro Salinas.

Ejércitos Rojos







Tristes guerras
 
 
 
si no es amor la empresa.
 
 
 
Tristes, tristes.
 
 
 
 
 
Tristes armas
 
 
 
si no son las palabras.
 
 
 
Tristes, tristes.
 
 
 
 
 
Tristes hombres
 
 
 
si no mueren de amores.
 
 
 
Tristes, tristes.
 
 
 
 
 
Miguel Hernández.